Una Alegría que Invade el Alma. III Adviento. Ciclo C. 2015‏

“La gente preguntaba a Juan: ¿Entonces qué hacemos? El contestó: El que tenga dos túnicas que se las reparta con el que no tiene”. San Lucas, cap.3.

En el domingo tercero adviento resuena la invitación a estar alegres, en el Señor. Vuelve y aparece Juan el Bautista, profeta no de catástrofes y  castigos sino de un gozo que no se agota, de una alegría desbordante que nos invade el alma. Sus amenazas se enmarcan en el contexto campesino de Israel. Siempre ocurría que al final de la cosecha los segadores amontonaban las espigas y luego de trillarlas recogían el buen grano y quemaban la cáscara en el fuego. Por eso decía el precursor: “Ya el Señor está listo para aventajar la paja y recoger el trigo en sus graneros” Y añadía: “El hacha está tocando el pie de los árboles. Todo el que no da frutos será cortado y arrojado al fuego”.

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Era numerosa  la gente que escuchaba al Bautista, algunos se sentían aludidos por sus palabras fuertes y contundentes, otros lo sentían como un charlatán o un fanático que predicaba por las calles, pero en el fondo todos se sentían interpelados: ¿Serian ellos trigo maduro, o paja destinada a la hoguera? ¿Los salvarían del fuego las buenas obras? ¿O estaban ya destinados a la condenación de sus vidas? Cuenta el Evangelio que algunos se acercaron entonces buscando una explicación y queriendo encontrar más claridad le preguntaron: “¿Entonces qué debemos hacer?” El respondió: “El que tenga dos túnicas que se las reparta con el que no tiene. Y el que tenga comida que haga lo mismo. Unos publícanos también lo interrogaron y les dijo: No exijáis más de lo establecido”. Y para rematar  unos soldados: “No hagáis extorsión a nadie, sino contentaos con la paga” En definitiva parece que  Juan el Bautista estaba  sin pelos en la  lengua, cantándole la tabla a todo el que se le apareciera en el camino.

Si entendemos su mensaje entonces podemos decir que hay dos elementos de cambio: honradez y generosidad. Estas dos actitudes nos ayudaran a construir la verdadera alegría para el tiempo de Navidad que próximamente viviremos. Porque la verdad es que somos bien contradictorios. Decoramos con luces nuestro hogar, mientras por dentro seguimos a oscuras. Saludamos alegremente a todos, pero el remordimiento nos corroe el alma. Compartimos con aquellos que nos aman, pero olvidamos ayudar a los que nada tienen, compartimos regalos, dulces y comidas y en el interior estamos vacíos, llenos de rabia y de sentimientos negativos.

Qué bueno que por medio de este llamado que nos realiza Juan  el Bautista recobremos nuestra grandeza y nos convirtamos en fuente de alegría. No olvidemos que el hombre es el único ser de la naturaleza que tiene la propiedad de ser alegre. La alegría es signo de un corazón sencillo, de un corazón puro, limpio y sano. La alegría es propia de las personas llenas de esperanza. Es  signo externo de las responsabilidades cumplidas, es el signo del amor y aprecio a la vida.

Qué bueno que todas las personas que se acercan  a nosotros, que todas las personas con las cuales tratemos, sientan que en nosotros hay algo distinto, algo que da serenidad, que da satisfacción, que da tranquilidad y gozo.

En Navidad suceden muchas cosas, si le hacemos caso al Señor, continuaremos caminando por la penumbra de esta tierra, pero por dentro seremos distintos. Estaremos con mil problemas, estresados o tensionados, pero sonriéndole a los demás y  tratándolos de la mejor manera. Tendremos miles de dificultades y de tropiezos pero por dentro alegres y contentos con la vida, con los hijos, con la familia, con el trabajo. Puede que se nos hayan muerto los seres queridos y hayamos quedado solos en este mundo, pero en el interior no nos sentimos solos, sino que vamos superando las ausencias y nos vamos reconfortando en medio de la  bendita soledad, que es buena maestra de vida interior. Puede que nos sintamos asfixiados por las dificultades del camino, pero nunca aniquilados. Y esa misma alegría que una noche nació en Belén, nos contagiara el alma para siempre. Amén.

About parejab

Sacerdote católico. Actual párroco en la P. San Leopoldo Mandic, Bello, Antioquia, COL. Delegado Arzobispal para los Ministerios Confiados a los Laicos. Arquidiócesis de Medellín.

Posted on December 13, 2015, in Evangelio Dominical and tagged , , , , . Bookmark the permalink. Leave a comment.

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